Estoy harto, harto de que cualquier cosa me emocione y que no pueda evitar que las lágrimas acaben inundando mis mejillas.
Parece que estamos en el princio del fin, ese fin que nunca llega.
Y mi paciencia se agota.
Se agota y siento que no puedo más.
Pero habrá que poder, porque no queda otra.
Me parece terrible haber cambiado abrazos y besos por pantallas.
Pantallas, pantallas y más pantallas.
Todas las semanas fallece alguien, cada semana el círculo se estrecha más y me da miedo de que pase lo que quizá es inevitable.
Intento ser fuerte, de veras que lo intento.
A veces lo consigo y otras no.
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